sábado, 2 de noviembre de 2013

Mis 5 preguntas

En general, siguen vivas entre algunos docentes, algunas de las premisas del conductivismo, en dónde el saber sólo estaba circunscripto a una persona: el docente. Él mismo, impartía esos saberes a través de una clase magistral, mientras sus alumnos lo recogían y lo almacenaban, para demostrar posteriormente, por medio de una evaluación, el acúmulo de información recibida.


Así nos formamos muchos de nosotros y así siguen muchos enseñando (y evaluando)  también.


Pensando ahora, en el concepto que nos crea el Nivel Medio de la evaluación, podríamos decir que es la formalidad administrativa que le permite al alumno la promoción o no a una instancia más alta de formación.


Si pensando en el modelo de egresado que necesitamos después del paso por la educación obligatoria, deberíamos comenzar a modificar algunas de nuestras prácticas docentes.
Para lograr que nuestros alumnos crezcan no sólo intelectualmente, sino que también este crecimiento les permita analizar, relacionar, llegar a sus propias conclusiones, lograr arribar a sus propias soluciones, etc. los cambios deben comenzar en el aula, y entre estos cambios debemos cuestionar a la evaluación.


Pensando en las pautas que se toman en cuenta al elaborar una evaluación, me formulo, entre otras, estas 5 preguntas:


1) A la hora de confeccionar una evaluación, ¿pensamos al redactarla, si  ella nos permitirá también  evaluar la elaboración de los contenidos que realizó el alumno?


Barberá nos habla de la importancia de la evaluación desde el aprendizaje, ya que la idea de aprender está íntimamente ligada con la posibilidad de  conección del nuevo conocimiento (el aprendido) con los conocimientos que ya poseíamos (conocimientos previos).  
Detenernos a verificar la incorporación, elaboración y reorganización de saberes, nos acercará a la posibilidad de que nuestro alumnos se apropie de ese conocimiento y llegue a darle otra significación.


  • Barberà, E. (2006, Julio). Aportaciones de la tecnología a la e-Evaluación. RED. Revista de Educación a Distancia, número. Consultado (28/10/2013) 2006, en http://www.um.es/ead/red/M6


2) ¿Usamos como medio de evaluación el estudio, análisis, comparación, etc. de gráficos e imágenes, más allá del mero hecho de facilitarles a los estudiantes el acceso a cierta información?
Haciendo referencia a una investigación (Bradley et al.,1992) sobre el procesamiento de la información que posee una imagen, y de la respuesta emocional que esta produce en una persona, se pudo determinar la influencia que ella tiene sobre lo que lo que los sujetos perciben y aprenden. Siento que son herramientas poco explotadas dentro de la educación.


3) ¿Evaluamos nuestra evaluación?
Muchas veces, las evaluaciones que presentamos a nuestros alumnos, parecen hechas por un profesor distinto con el que comparten las clases. Ya sea porque el recorrido de aprendizaje ha sido rico y minucioso y la evaluación propuesta desaprovecha esa construcción realizada, o por la situación inversa a la planteada anteriormente.
Así lo grafica también Marilina Lipsman, cuando habla de la coherencia a la hora de evaluar con el desarrollo que ha tenido la propuesta de enseñanza.


4) Cuando preparo la evaluación, ¿cómo elaboro las preguntas?


A menudo sucede, que cuando se entrega una evaluación a los alumnos, alguno de ellos necesita una explicación por parte del docente, acerca de qué busca el profesor al redactar esa pregunta, exactamente a qué se busca cómo respuesta. A esas preguntas ambiguas, o abstractas o demasiado generales hace  referencia Selma Wassermann




5) ¿Nos permitimos enriquecer la evaluación con un feedback entre los distintos actores que forman el grupo de enseñanza-aprendizaje?


Este ida y vuelta entre docentes-alumnos y alumnos-alumnos, a veces es muy pobre y en otros casos, inexistente.
Mediante este intercambio, se propone una nueva oportunidad de reflexión, construcción y aprendizaje, que tal como lo expresa Elena Barberà, permite a los alumnos ejercer su derecho a la mejora de sus propias producciones desde el diseño  mismo de la evaluación.


  • Barberà, E. (2006, Julio). Aportaciones de la tecnología a la e-Evaluación. RED. Revista de Educación a Distancia, número. Consultado (28/10/2013) 2006, en http://www.um.es/ead/red/M6

3 comentarios:

  1. Me interesaron las preguntas 3 y 4. Creo al hacer las preguntas corremos el riesgo de cometer falencias, a veces por ser humanos, a veces omitimos no sin cierta pedantería. Siendo estudiante secundario por ejemplo, en las clases de matemáticas resolvíamos ecuaciones poniendo “a”, “b” y “c”, pero en los exámenes nos ponían unas letras griegas horribles que nos confundían a todos, pero el argumento del docente era que “si uno sabe pensar, cualquier letra da lo mismo” (es cierto, pero me pregunto si para enseñar a pensar no se puede ser más creativo). También ocurre que nos quejamos de la redacción de los alumnos y a veces las preguntas de los exámenes están mal redactadas y "exigimos" que el alumno las entienda. O hay exámenes que los hace alguien que no da las clases y el docente a cargo del curso las lee y se pregunta “¿Y acá que se supone que deben responder?”. Por supuesto que hay de todo y no debe generalizarse, pero creo que más de una vez uno se topó con estas cosas, siendo docente o alumno. Saludos, Eduardo

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  2. Hola Patricia,

    Trato de aportar mi visión a tus preguntas.

    Acerca de la pregunta 1:
    Considero que la redacción de la evaluación tiene que estar íntimamente relacionada con el proceso de enseñanza. La evaluación en sí es parte del proceso didáctico y tiene que contemplar diferentes momentos del aprendizaje de los alumnos.
    Al momento de elegir la estrategia para desarrollar el contenido de una asignatura, el docente tiene que organizar y secuenciar los contenidos de manera tal que el alumno pueda realizar un aprendizaje significativo, evitando el aprendizaje repetitivo o memorístico.
    De acuerdo al momento del proceso de enseñanza-aprendizaje a evaluar se tendrá que determinar la clase de tarea a realizar. La selección adecuada de estas tareas nos permitirá evaluar la elaboración de contenidos que realizó el alumno.

    Acerca de las preguntas 2 y 3:
    En esa investigación se indica que las imágenes y las animaciones se pueden utilizar de diversas manera para ayudar a los alumnos a recordar mensajes, aunque Brown señala que no debería ser una simple recuperación. Al respecto, es habitual el uso de las imágenes o gráficos como organizadores previos para presentar conceptos pero no creo que esté tan difundida su utilización en el proceso de evaluación.
    En el ámbito de las matemáticas, por ejemplo, uno de los objetivos al trabajar con funciones es la adquisición por parte de los alumnos de habilidades en la lectura e interpretación de gráficos. El uso de actividades interactivas como applets le permite al alumno familiarizarse con este tipo de representaciones. Será necesario considerar herramientas gráficas como estrategia de enseñanza para luego introducirlas en el proceso de evaluación.
    Pienso que en todos las áreas, a partir de la forma en que se transmiten los contenidos se puede diseñar una evaluación.

    Acerca de la pregunta 4:
    La situación que describís es muy real. A pesar de intentar formular las preguntas y los problemas procurando evitar la ambigüedad y aportando los datos necesarios para su interpretación, rara vez no surgen preguntas de interpretación. Nuestra modalidad de trabajo en el curso es que, luego de hacer una puesta en común sobre lo que se va a evaluar, un docente redacte las preguntas o los enunciados de problemas y luego otro docente lo lea y trate de encontrar los puntos débiles que darían lugar a una explicación adicional. A partir de esta interacción se elaboran las preguntas definitivas.
    Pensamos que cuatrimestre a cuatrimestre nos acercamos al momento en que ningún alumno necesite una explicación extra...

    Acerca de la pregunta 5:
    Tendríamos que tender a lograr que los procesos de feedback orienten a revisar el material didáctico para recuperar los conceptos abordados. Por otro lado, el docente tendrá que guiar y alentar la interacción.
    Creo que los docentes cada vez tenemos más conciencia de la importancia de la interacción con el alumno, tanto individual como grupal. El error se integra al aprendizaje. Los alumnos, por su parte, suelen valorar las devoluciones cuando éstas son formativas.

    Saludos,

    María

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  3. Me resulta interesante leer el intercambio porque introducen la problemática de la confiabilidad de las pruebas: cuán ambigua es la formulación de las actividades que les pide a los alumnos que resuelvan, en qué medida lo que se les pide en la evaluación tiene que ver con aquello que los alumnos tuvieron oportunidad de aprender en el contexto de la clase. En términos generales, en qué medida la evaluación que se les propone realmente nos permite saber cuánto saben los alumnos de aquello que pretendemos, y no acerca de como sortear los obstáculos que la formulación de la prueba representa. Como comentaban en otro blog algunos colegas, en qué medida los resultados de la evaluación nos interpelan como docentes? Usamos los resultados de las evaluaciones para reflexionar acerca de nuestra práctica? Nos seguimos leyendo. Cariños!

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