De la misma manera que desde
muy chica me preguntaba porque existían
escuelas para varones y escuelas para mujeres, cuando la vida social fue, es y
será mixta, hoy (y por supuesto y muy lamentablemente, esto aplicará también
para mañana) deberíamos preguntarnos y tratar de cambiar, el hecho de que el
aprendizaje de nuestros alumnos es aislado y no se produce en red.
Creo que en este punto
podemos distinguir dos grandes problemas o trabas: por un lado, la tecnología
de los colegios, que no siempre nos permite realizar los proyectos con TIC
propuestos, y por otro lado, la dicotomía de las autoridades, que si bien
bregan por la inclusión de las TIC en el currículum docente, prohíben por
ejemplo, el uso de los celulares dentro de las instituciones.
La pregunta sería entonces
¿esta es la forma de educar a nuestros alumnos que les permitirán desarrollar
las competencias necesarias para desarrollarse como un adulto exitoso?
Creo que les estamos cercenando
la posibilidad de desarrollo. Pretendemos que aprendan con nuestros paradigmas,
con nuestras herramientas, con nuestros lenguajes cunado sus lenguajes, sus
paradigmas o sus herramientas son distintos a los nuestros.
El hecho de que nuestra
generación de docentes, que nació con la TV blanco y negro y por supuesto,
conoció el control remoto ya de grande, nos sintamos caminando sobre alfileres
con el uso de las TIC, no nos da derecho de prohibirles a ellos, la posibilidad
de hacerlo.
¿Tan fuertemente arraigada
tenemos la idea del docente del conductivismo que no nos permitimos aprender de
y con ellos?
Tal como lo dice en su
conferencia Cristóbal Cobo Romaní, “Aprendizaje Invisible, cómo aprender a
pesar de la escuela” es cada vez más evidente la distancia que existe entre el
perfil profesional que demanda el mundo del trabajo y el perfil que se está
formando en los distintos sistemas educativos.
Debemos
pensar en la educación invisible, como algo que convive con la educación
formal, y en este punto deberíamos plantearnos también cómo las instituciones educativas
deben repensar la educación tomando paradigmas de la educación informal y de
esta manera hacer más eficiente el aprendizaje pero desde las competencias
(totalmente invisibles desde la óptica de los espacios formales) y no solamente
desde los contenidos.
Por
eso como docente, propongo hoy, que nos atrevamos a “aprender a desaprender” y
de una vez por todas, nos permitamos deshacernos de esos viejos paradigmas
sobre el aprendizaje, que hoy limitan nuestra capacidad de volver a aprender a
enseñar a estas generaciones del Siglo XXI, teniendo en cuenta, cómo, cuándo y
dónde se produce el conocimiento.
Dejo
el link de la conferencia de Cristobal Cobo Romaní, “Aprendizaje Invisible,cómo aprender a pesar de la escuela” para que no pierdan la oportunidad de
disfrutarla.
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